Ganadores y perdedores de una guerra comercial que escala cada vez más
Aunque China sería la más perjudicada, el intercambio internacional podría verse afectado
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el mes pasado que "las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar", haciendo referencia a la tensión económica que desató después de que elevara los aranceles al acero proveniente de varios países que ingresan al mercado estadounidense. Inmediatamente China, otro gigante comercial, levantó la mano para tomar medidas por el impuesto de 20% a las importaciones de acero y aluminio y tomó represalias contra Estados Unidos, aumentando aranceles en 128 mercancías provenientes de ese país. En las últimas 48 horas el conflicto pareció escalar, tras la aplicación de nuevas medidas por el gobierno de Trump a electrónicos chinos por valor de u$s50.000 millones, y la respuesta china sobre productos como la soja, el whisky Jack Daniels y componentes aeronáuticos.
Pero como en todas las guerras, aunque ambos países tengan pérdidas, al final habrá un vencedor. En este caso, es el gigante asiático el que puede quedar muy dañado, según publicó BBC Mundo.
Las exportaciones chinas a la potencia norteamericana son clave en su crecimiento económico. El superávit comercial a favor de China, que es de cerca de u$s347 mil millones anuales, se vería golpeado si continúan escalando los impuestos a las importaciones.
William Alan Reinsch, asesor del Centro de Estudios Estraté- gicos e Internacionales con sede en Washington, dijo a la BBC que China llegará a un punto en que tendrá que negociar con Estados Unidos para dar fin a este conflicto antes de que escale y pierda más, dado que el país asiático le vende más a EE.UU. de lo que le compra. Enfoque en el que coincide Barry Eichengreen, profesor de economía y ciencia política de la Universidad de California.
"China tiene más que perder que Estados Unidos en una guerra comercial al estilo ojo por ojo, en la cual el comercio bilateral entre los dos países se detiene", dijo el experto. Así explica los aparentes esfuerzos que está haciendo Beijing para convencer a los demás actores de preservar ese sistema.
En un terreno más político, Eichengreen comenta que a China le conviene que la situación no escale "como una forma de demostrar un liderazgo global y mejorar su reputación a los ojos de otros países como un socio confiable".
Temores
Dado que ambos países son dos de las más grandes potencias económicas, una guerra comercial entre ellos repercutiría en el resto del mundo. De acuerdo con el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Roberto Azevedo, si este enfrentamiento llega a escalar, puede detonar una recesión económica global, como lo que pasó en 2008.
Lo sucedido hasta ahora ya dio un indicio aunque no del todo claro. Cuando China anunció el aumento de aranceles de entre 15 y 25% a 128 mercancías estadounidenses, Wall Street reaccionó con una baja del 2.7% en el Dow Jones. Ayer, luego del nuevo anuncio chino de represalias, las bolsas mundiales cayeron para luego tener una leve recuperación. Pero la volatilidad continúa.
El punto es que cualquier movimiento en falso puede tener repercusiones en distintas partes del planeta, considerando que la arquitectura económica y financiera en la actualidad es cada vez más interdependiente y sincronizada.