La reinserción internacional requiere algo más

El Cronista Comercial


El 2017 fue otro año de debilidad exportadora. El volumen de exportaciones en el planeta creció 3,5% y en Argentina apenas 1% (en 5 decenios se descendió desde 0,8% hasta 0,3% del total mundial).
Por Marcelo Elizondo*

Hay varias explicaciones para esto. Una se refiere al modo por el que la economía se relaciona con las demás. La inserción económica internacional ya no se logra saliendo (tras las fronteras) sino entrando en sistemas productivos internacionales integrados compuestos por empresas conectadas.

Los exitosos no exportan productos sino que transforman empresas en eslabones de sistemas que generan alianzas estratégicas, conocimiento productivo, intercambios constantes (físicos e intangibles), integración tecnologizada y comercialización internacional.
Hay pocas empresas en Argentina que trabajan para esta nueva era.
Es dentro de estos sistemas que se producen y venden los productos más exportados en el mundo, que son (además del principal: petróleo y gas) automotores y sus partes, teléfonos celulares, circuitos integrados, medicamentos, computadoras y sus partes, aviones y sus partes, maquinaria energética (especialmente para energías nuevas), equipamiento médico y otros electrónicos, además de servicios.
Las empresas se han integrado en sistemas productivo/comerciales trasfronterizos y los países han tratado de no impedirlo: en 70 años el promedio de aranceles en frontera en el mundo descendió desde 25% hasta 3% y el comercio internacional avanzó de 5% a 29% del producto mundial (las amenazas proteccionistas de 2017 no modificaron esa estructura).
Ahora Argentina debe cambiar un antiguo modo de vinculación externa y eso requiere actuar en tres planos de trabajo.
El primero es el más visible. El del ambiente. Incluye la macroeconomía y la mesoeconomía. Según J. M. Peiro el ambiente necesita simplicidad, estabilidad, baja aleatoriedad y acceso a recursos.
Además de las variables macroeconómicas, las condiciones para la operación en el ambiente de negocios para la inserción internacional son crecientemente relevantes. Según OECD hacen la diferencia los procesos aduaneros, la logística, la protección de la propiedad privada (incluyendo la intelectual), infraestructura, presión impositiva, conectividad, acceso a energía y servicios, facilidades para la inversión externa, calidad institucional, inversión en I&D, cantidad de personas con estudios terciarios, acceso a financiamiento y el sistema regulatorio.
El segundo es el del acceso a mercados (que son los ámbitos donde opera este sistema). Se requiere un reenfoque. De los 25 principales países importadores de todo el planeta (donde actúan esos sistemas transfronterizos de empresas), Argentina ubica entre sus mayores destinos de exportaciones a solo 6.
El tercer plano es el que más acción requiere. El de la generación de atributos competitivos. Estos atributos empresariales se resumen en 5 principales: estrategias adecuadas; innovación y conocimiento incorporados en producción, procesos y comercialización; arquitecturas vinculares exitosas; desarrollo de instrumentos reputacionales; y capacidad de administración de diferentes ambientes de negocios.
La profesora de Columbia Rita Gunter McGrath publicó hace algunos años El fin de la ventaja competitiva, en el que proclama casi en un postporterismo que más que lograr una oferta basada en valor agregado en los productos (los ciclos de vida duran menos) las empresas deben lograr la capacidad de ir saltando virtuosamente de modo permanente de producto en producto, de etapa en etapa, de ola de innovación en ola de innovación. Un producto ya no hace la diferencia, sino que lo hace la capacidad de la empresa de entender la etapa tecnológica y la nueva demanda. O, dicho de otro modo, ya no hay productos que tienen éxito, sino empresas que generan ofertas evolutivas permanentes.
Así, además mejorar condiciones meso y macroeconómicas y lograr acuerdos para la inserción internacional, es preciso que se trabaje para la generación de esas virtudes inexorables en una economía internacional cualitativa, que como dice Klaus Schwab ya no opera en el capitalismo sino en el talentismo.

* Director de la consultora DNI y profesor del ITBA