El impacto colateral de la guerra EE.UU. con China

Ambito Financiero


Según Standard & Poor's, los aranceles que aplicaría EE.UU. afectarían al 12% de los productos chinos, con lo que suena más a una estrategia negociadora cuyo objetivo es reducir el déficit en u$s100.000 M.
Por Alejandro A. Tagliavini

Los políticos suelen ser voluntaristas. Así, Macri dijo que espera que la visita de Rajoy "ayude a convencer a los españoles... de que... no van a encontrar... un país que los reciba con tanto afecto". ¿Afecto? Los capitales no se mueven por afecto, sino por eficiencia, gracias a Dios, de otro modo se perderían, se perdería el trabajo de todas las personas que intervinieron para juntar esos fondos. Los afectos son para cosas más importantes que el dinero.

El año pasado, Macri fue recibido en España, precisamente, con mucho afecto... pero los capitales nunca llegaron, por suerte, ya que hubieran sido malgastados dado que, más allá de algunos sectores apalancados por el Gobierno como la construcción -a un costo exorbitante que en su momento habrá que pagar-, el resto no es atractivo debido al "costo argentino", empezando por la carga fiscal.
Por caso, según la fundación Pro Tejer, una remera por la que el consumidor paga $100 tiene un costo de fábrica de solo $ 8,50, un 50,3% son impuestos, 9% se va en logística y comercialización, 12,2% se lo llevan los bancos, 12,7% se destina a alquileres, 4,8% es la rentabilidad de la marca y el 2,5% se va en publicidad y diseño. Este costo fiscal exorbitante explica que, en los shopping, el 70% de la ropa sea importada. Claramente no conviene producir en forma local y, por tanto, tampoco invertir.
El Gobierno dice que la presión fiscal baja. Pero eso no se condice con la recaudación que, por ejemplo, en marzo aumentó 37% -exceptuado el efecto del blanqueo de 2017- respecto del mismo mes del año anterior, superando a la inflación -en torno al 25%- sumada al crecimiento del 4% anualizado, en el primer trimestre, según desliza el oficialismo.
Al mismo tiempo, confundiendo a la opinión pública, el oficialismo argumenta que este aumento de la recaudación se debe a la reactivación. A ver, el aumento está justificado sobre todo por el IVA Impositivo que creció 57,3%, contra marzo del año pasado, gracias a los dibujos ya que parte de la percepción de "combustibles" y otras alícuotas se computaron como IVA con lo que se agregaron unos 7 puntos.
Por cierto, aumentar las barreras aduaneras para que entren menos productos importados sería contraproducente y, entre otras cosas, presionaría hacia un aumento de la "inflación", el IPC, al sustituir importados por productos nacionales más caros. Y la cosa no está para bromas. La "inflación" núcleo se disparó en marzo: 2,4% en CABA y 2,6% en la medición del IPC.
Y en esto podría impactar la guerra comercial entre China y EE.UU., bajando los precios en Argentina a costa de aumentar las importaciones. Trump está asustado porque el déficit comercial con China creció el año pasado 8%, hasta los u$s375.200 M. Aunque Beijing tiene otra versión: el superávit con EE.UU. es de u$s275.810 M, un récord pero menor (en u$s100.000 M) que lo calculado por Washington. El comercio con la primera potencia mundial generó el 65% del superávit comercial chino global.
Así, Trump ha empezado su guerra comercial contra China, pero sin toda la artillería. Según Standard & Poor's, los aranceles que aplicaría EE.UU. afectarían al 12% de los productos chinos, con lo que suena más a una estrategia negociadora cuyo objetivo es reducir el déficit en u$s100.000 M. Beijing contraataca donde puede hacer más daño. La agricultura generó más de 19.000 M en exportaciones hacia China en 2017. La segunda mayor partida son aviones comerciales, con 16.260 M, seguida por los automóviles, con 10.500 M. Estas tres categorías serían aranceladas por China en caso de que Trump acabe por oficializar esta nueva ronda de aranceles contra productos de alta tecnología chinos.
Así las cosas, el riesgo real de una guerra comercial es bajo y con poco impacto en Argentina, pero podría derivar hacia otro lado. Según Bloomberg, el gigante asiático no descartaría una futura devaluación del yuan, lo que impulsaría la exportación, aunque también conllevaría otros riesgos. Entre ellos estarían los relacionados con el pago de la deuda de las empresas locales y sus efectos devastadores en los mercados, como sucedió en el verano de 2015 y, además, alimentaría una respuesta más dura por parte de las autoridades estadounidenses.
Beijing, que había devaluado el yuan en varias ocasiones durante 2015 y 2016, se comprometió a no utilizar la guerra cambiaria. Pero desde la llegada de Trump a la presidencia de EE.UU., el yuan acumula una subida del 9% contra el dólar.
En fin, si resulta cierto, como informa Bloomberg, que las autoridades chinas estarían analizando el efecto del uso de la divisa como herramienta de negociación con EE.UU. y las implicaciones futuras de la devaluación de la moneda ante cualquier impacto comercial, lo cierto es que una devaluación del yuan contra un peso -ya sobrevaluado- provocaría una mayor inyección de productos chinos en Argentina.

(*) Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California