En continua expansión, China impacta en el seno del Mercosur

LA NACION | Comercio Exterior


El inusitado auge económico del gigante asiático en el escenario mundial define nuevas, complejas e inciertas estrategias y relaciones en la región
Por Nieves Guerrero Lozano

Sin ninguna "marcha atrás" en el horizonte, China avanza en el mundo con recursos comerciales innovadores, perfilándose como una futura "superpotencia". Con un reconocido pragmatismo al momento de encarar negocios, el gobierno que lidera el Partido Comunista (PC) presidido por Xi Jinping viene demostrando que puede dejar de lado diferencias políticas y sumar nuevos socios. Su aterrizaje en Brasil y en la Argentina, con productos cada vez más sofisticados, enciende alarmas porque altera el mapa de exportaciones e importaciones entre los dos principales aliados dentro del Mercado Común del Sur (Mercosur).

"Dos tareas tenemos en la Argentina por delante, que son bastante arduas: repensar y revalorizar el Mercosur como estrategia de crecimiento y desentrañar cuán imperial es China en sus relaciones económicas", advirtió Jorge Carrera, profesor de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), durante el encuentro sobre China-Mercosur: una relación en construcción, realizada en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Carrera señaló que "la crisis financiera internacional que comenzó en 2008 y que no se ha terminado de resolver, fue la gran oportunidad para que China se reseteara y saliera al mundo, consolidando su acceso al verdadero grupo de poder que es el G2 (concretando una relación informal bilateral con los Estados Unidos)".
"Hoy, el gigante asiático se ha convertido en el nuevo defensor del libre comercio y muestra bastante sintonía con socios de otros signos políticos", tanto en Europa como en América, dijo el especialista.
Además, "China agrega valor a sus productos, que son cada vez más sofisticados, por ejemplo, en robótica y diseño, mientras que el Mercosur no", subrayó. En la interacción China-Mercosur "hubo alguna oportunidad perdida, pero faltó convergencia entre ambos", recordó Carrera, uno de los expertos que participaron de la jornada organizada por la UBA y la Fundación Friedrich Ebert de Argentina.
Sexto socio del bloque regional
La importancia estratégica de tener en cuenta a China "como sexto socio del Mercosur crece, aunque atraviesa dificultades e incertidumbres ante los últimos cambios de gobiernos (Michel Temer en Brasil y Mauricio Macri en la Argentina) si bien su presencia es anterior a estos cambios, ya que su influencia fue notoria entre 2013 y 2015 con Cristina Kirchner y Dilma Rousseff, y hoy su incorporación se suma al proceso de transformaciones de nuestra región", describió Damián Paikin, investigador de la Fundación y de la UBA.
En la actualidad, la política exterior de la Argentina "parece buscar una nueva lógica de vinculación con el mundo, con el intento de construir a partir de la idea de libre comercio, en contraposición al gobierno anterior. La incorporación a la Alianza del Pacífico como miembro observador (concretada en junio de 2016), ha sido el primer paso hacia la búsqueda de vincularse con un proceso más amplio", remarcó Paikin.
En esta etapa de transición, en la cual la Argentina y Brasil son actores fundamentales dentro del Mercosur, aparece China con acuerdos bilaterales que imponen analizar cómo construir hacia adelante esta relación, que fue el tema de debate durante el encuentro de especialistas en la ciudad de Buenos Aires.
El país asiático "desplazó ofertas de exportación de Brasil a la Argentina; aunque no en la industria automotriz ni de autopartes, pero la incidencia de China sobre Brasil es aun mayor que sobre nuestro país, siendo ya el principal socio comercial en materia de exportaciones y el segundo en importaciones", acotó Federico Dulcich, también investigador de la Fundación y de la UBA.
Esta situación "obliga a examinar en detalle las estrategias a seguir, en virtud de la importancia que aún tiene este comercio intrarregional, para plantear en qué medida es posible revertir esta tendencia y si conviene fortalecer o flexibilizar la integración regional ante el continuo crecimiento del poder exportador de la economía china, que abarca sectores claves del comercio regional, volviéndose muy difícil de revertir esta tendencia instalada", añadió Dulcich.
Moderna y enigmática
En América latina existe "un desconocimiento general sobre China y persisten antiguos prejuicios. Siempre estuvimos más compenetrados con Europa y Estados Unidos y, aunque a partir del siglo XIX la presencia de Oriente fue muy importante en América, mantuvimos una mirada negativa hacia ese país; no estaba la imagen de potencia de China que tenemos hoy y, aunque esto va cambiando, aún sigue siendo enigmática y poco confiable", precisó Cristina Reigadas, profesora de la UBA y especialista en estudios políticos de la China contemporánea.
"China es hoy una potencia, un actor activo y posiblemente una futura superpotencia; no sigue la línea de las organizaciones internacionales y de la globalización a la americana, sino que está creando sus propias organizaciones y empresas. La Ruta de la Seda es una muestra que puede ser considerada como apertura y también la creación del Banco Asiático Internacional de Inversión es otro ejemplo", analizó.
La Ruta de la Seda "no es sólo una ruta, sino una iniciativa moderna con seis corredores terrestres y uno marítimo (que llega a Mongolia y Rusia; Asia Central y Pakistán; Myanmar, Bangladesh y la India; al sudeste asiático; también a Corea del Sur y Japón; al golfo Pérsico, Oriente Medio, norte de África y a la Unión Europea) además de penetrar en su zona interior, con un desarrollo económico cada vez más recurrente", señaló durante el encuentro el periodista e investigador Néstor Restivo.
Al respecto, aclaró que China necesita "consolidar su seguridad y garantizar el suministro a su población por el Pacífico, utilizando como alternativa rutas por Occidente para contar con recursos naturales, lo cual da lugar a proyectos de zona de libre comercio y a sumar una constelación de nuevas instituciones que acompañan a la Ruta de la Seda, como por ejemplo, los BRICS (asociación de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Al respecto, Restivo agregó que por ese camino "la economía de China, en términos relativos, crece más que antes y su peso en la economía mundial es del 40 por ciento, con un crecimiento de la clase media e incremento del consumo".
En tanto, "encara el desafío de la innovación para tener una producción con valor agregado, porque para exportar le falta ser un productor propio, ya que ahora las que fabrican (dentro de su país) son multinacionales", indicó.
Un país ecléctico
Esa modernidad china "incluye no dar marcha atrás con su capacidad de innovación y su fuerte impacto en el escenario internacional", mientras aspiran a que en su territorio "los ingresos tengan un nivel acorde per cápita, que hoy es más bajo que en la Argentina. Parte del sueño chino es tener un pueblo con mayor prosperidad", apuntó Restivo.
El especialista evaluó que "hay muchas expectativas" ante el XIX Congreso del PC que se reúne este mes, por su importancia global, y se cree que la figura del presidente Xi Jinping saldrá favorecida, "porque exhibe metas fuertes y claras".
Entre los desafíos que enfrenta China dentro de su territorio, Reigadas expuso que persisten "problemas de desigualdad social, medio ambiente, seguridad alimentaria, corrupción, conflictos étnicos y el reclamo de nuevos sistemas de gobernanza; si bien no se habla tanto de democracia, sí de gobernanza, para alinear la sociedad del mercado y la cultura, con la creación de espacios armónicos".
La experta rescató un "optimismo chino que confía en la evolución positiva de las cosas, que es pragmático para crear, para adaptar y hasta para copiar". La disyuntiva para ellos "es cómo compatibilizar lo nacional con lo global, cómo definir los derechos humanos y cómo definir la democracia, porque es un país ecléctico".
Los lemas de Pekín, el patriotismo y la importancia del pasado para el actual gobierno chino
Cuatro lemas de la ciudad de Pekín sintetizan para los chinos lo valioso del pasado, las necesidades del presente y las expectativas del futuro: virtud, inclusión, patriotismo e innovación.
"Ellos muestran un audaz experimento político que sintetiza y condensa ecléctica y pragmáticamente la ética confuciana de la virtud, la idea de democracia occidental, los principios sociales del marxismo-leninismo y un fuerte nacionalismo, todo según su estilo", reseñó Cristina Reigadas.
La virtud se relaciona con la necesidad de "evitar el desborde, frente a una fuerte inclinación al consumo, elemento al que apeló hasta Mao (Tse-Tung, ex presidente de la República Popular China) y que vuelve para sostener el respeto, la cooperación y la armonía, no sólo en el escenario político, sino en el relacionamiento global, para no entrar en contradicción y paliar los efectos de la economía de mercado capitalista sobre una política socialista".
Subrayó que el Partido Comunista chino, "más allá de su verticalismo político y de las distintas modalidades de censura que sigue ejerciendo, ha tolerado y promovido, según los líderes y las circunstancias, el debate de ideas sobre la democracia".
"La inclusión conlleva la idea de justicia social, que es el legado marxista, aun cuando actualmente la desigualdad de ingresos es un problema serio del cual el gobierno chino se está haciendo cargo", detalló Reigadas.
Acerca del patriotismo, dijo que se funde hoy en el "orgullo por el lugar alcanzado (como potencia mundial) a partir de la innovación" aplicada, concluyó.