China vs. EE.UU.: ¿qué sectores sufrirán más la guerra comercial?

Ambito Financiero


Argentina quedó exceptuada gracias a su postura frente a Venezuela.
Donald Trump destapó la olla del proteccionismo bajo el sapucai de "American First" y ahora las corporaciones asiáticas evalúan el impacto.
Por Jorge G. Herrera

Por lo pronto, hasta el próximo 1° de mayo, Argentina zafó de los aranceles impuestos por EE.UU. al acero importado. Mucho tuvo que ver la "buena" relación bilateral y sobre todo la predisposición de algunos funcionarios clave de la administración Trump, como el caso del propio secretario de Wilbur Ross, que no ocultó su simpatía para con Argentina, según comentaron a este diario ejecutivos y funcionarios argentinos que participaron de la bilateral.

Claro que el presidente Trump puso en blanco y negro, de acuerdo a la declaración oficial del 22 de marzo que difundió la Oficina de Prensa de la Casa Blanca, que fue determinante para aceptar la exclusión del caso argentino la postura criolla sobre Venezuela. Porque en el resto de los casos exceptuados (Australia, Corea del Sur, Brasil, UE, México y Canadá) Trump destacó que tenían "una importante relación de seguridad, incluyendo el compromiso compartido de apoyarse mutuamente para abordar las preocupaciones de seguridad nacional; el compromiso compartido de abordar el exceso de capacidad global en la producción de acero, la inversión recíproca de las respectivas bases industriales y la fuerte integración económica entre nuestros países". Pero en el caso argentino destacó además que tenía "una importante relación de seguridad, incluyendo el compromiso compartido de apoyarnos mutuamente para abordar las preocupaciones de seguridad nacional en América latina, particularmente la amenaza que representa la inestabilidad en Venezuela".
Ahora bien, EE.UU. parece lanzado a una guerra comercial con China, que comenzó con medidas proteccionistas sobre paneles solares y lavarropas, seguidas de acero y aluminio, y avanza hacia una lista más amplia que involucra exportaciones chinas por u$s60.000 millones. La administración Trump también parece estar buscando el apoyo de la UE para aumentar las barreras comerciales contra China. Bajo este contexto resulta interesante analizar la exposición mundial de las empresas chinas en el extranjero para medir el impacto del creciente proteccionismo mundial.
Por un lado, China parece ser menos dependiente de las exportaciones que en el pasado, ya que la contribución de la demanda externa al crecimiento se ha mantenido bastante limitada en los últimos años (en 2008 era más del 305 y ahora menos del 20%). Sin embargo, la composición del superávit comercial parece mostrar que el comercio de China sigue siendo relativamente dependiente de sus exportaciones a los EE.UU. De hecho, EE.UU. es el único mercado importante que muestra un aumento de las importaciones netas de China en 2017, con una contribución que aumentó del 44% en 2015 al 65% en 2017, según datos del banco de inversión Natixis. Si bien China ha reducido el superávit comercial con otras regiones, con EE.UU. aumentó en 2017, alcanzando u$s276.000 millones (Europa es la segunda fuente de superávit comercial para China con u$s102.000 millones). Además, "las empresas chinas experimentaron un aumento de su dependencia de los negocios en el extranjero y la proporción de sus ingresos en el exterior aumentó del 6.6% en 2012 al 8.8% en 2016, señalan los economistas Alicia García Herrero y Gary NG de Natixis. Así, la sobrecapacidad, la mayor competencia doméstica y la debilidad de la demanda interna por la desaceleración de la inversión empujó a las corporaciones a los mercados internacionales. "Desde una perspectiva sectorial, la tecnología de la información tiene la mayor proporción de ingresos en el exterior. La industria, automóviles, materiales, comercio minorista y las finanzas se encuentran entre los sectores con mayor dependencia de los ingresos en el extranjero". Pero al analizar los subsectores, los productos químicos diversificados (54%) y los neumáticos y caucho (50%) son los sectores con la mayor exposición externa.
Los expertos de Natixis evaluaron así la importancia sistémica de un shock en la exposición externa de las empresas chinas (multiplicando la proporción de ingresos en el extranjero por la proporción de los ingresos totales) y descubrieron que el déficit de ingresos en el extranjero en la construcción y las finanzas tendrá el mayor impacto en las ganancias corporativas generales. "La electrónica, los electrodomésticos, las líneas aéreas, el acero y los automóviles también afectarán negativamente al sistema, pero en menor medida. En general, la mayoría de las empresas chinas parece ser bastante resistente a una potencial guerra comercial dada la alta proporción de los ingresos nacionales. Sin embargo, hay ciertos sectores que se verán relativamente más afectados, como la tecnología de la información y los bienes de consumo durables. En términos de importancia sistemática, un ambiente más protector en el sector financiero y de la construcción tendrá el mayor impacto en los ingresos corporativos generales", concluyen. La otra cara de la moneda es la exposición limitada del resto de los sectores, que incluye telecomunicaciones, bienes raíces, servicios públicos y energía.